“Dios es Argentino, pero atiende en Buenos Aires”. Una frase que sintetiza la concentración demográfica de nuestro país, donde por nuestras características de nación agroexportadora, el puerto de Buenos Aires concentro y centralizó desde el Siglo XIX gran parte de todas las actividades, con un conglomerado urbano que concentra el 35 % de la población total de Argentina.
Y hoy, tratando de acomodarse a esta convivencia con el COVID-19 miles de argentinos necesitan volver trasladarse de / hacia Buenos Aires u otras capitales del interior por cuestiones de salud, familia, estudio o negocios. Viajar no es, o no debería ser, un lujo sino una posibilidad accesible para quienes lo necesiten.
Que las aerolíneas fueron las que mas sufrieron los efectos de esta cuarentena eterna, no caben dudas. La caída del 78 % interanual del mercado interno así lo demuestra.
Sin dudas 2018 fue el auge de la aviacion comercial en Argentina, con la apertura en Febrero de 2018 del Aeropuerto de El Palomar sumado a la llegada de las Low Cost Avianca, Flybondi, Jet Smart y Norwegian que permitieron incrementar en 1,8 Millones los asientos disponibles.
Un año en el cual el parque aerocomercial total creció un 16 % respecto del 2015 pasando de 100 a 116 aeronaves producto de la renovación del parque de Aerolíneas Argentinas (con la incorporación de seis Boing 737 – 8 MAX ) y de la incorporación de las aerolineas low cost a la oferta de servicios.
Un año que permitió tener el récord con 14.2 Millones de pasajeros de cabotaje transportados, lo que representa un 37 % mas que en 2015 donde 10.3 millones de pasajeros realizaron vuelos internos. Cifra que continuo creciendo, creciendo a màs de 16 Millones de pasajeros en 2019.
Un año que permitió pasar de 61 rutas de cabotaje en 2015 a 101 en 2019, facilitando el traslado entre importantes ciudades del Interior sin tener que pasar por Buenos Aires, generando movilidad interna a muy bajo costo, optimizando tiempos de traslado.
A modo de ejemplo, en 2015 solo 25 vuelos no pasaban por Buenos Aires, numero creció a 41 vuelos en 2018 generando un mayor movimiento comercial y de negocios en muchas ciudades del interior y todo lo que ello trae aparejado en las economías regionales.
Una política que permitió democratizar los cielos, haciendo que cerca de 1 millón de personas hayan tenido durante 2018 la posibilidad de viajar a precios y tarifas Low Cost (para mas de la mitad de ellas fue su primera vez en un avión), generando asimismo nuevas oportunidades de puestos de trabajo directos e indirectos vinculados a la actividad aerocomercial, poniendo en valor zonas aledañas al Aeropuerto de El Palomar que fueron creciendo al compas de todo el intenso movimiento comercial generado en la zona.
Un Aeropuerto clausurado por la ideología, so pretexto de no cumplir las condiciones de seguridad sanitaria que el COVID-19 requiere , en una decisión orientada a generar mayores costos operativos a las low-cost obligándolas a operar desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con una estructura de costos operativos mucho mayores con la única finalidad de desalentarlas competitivamente para expandir el monopolio de Aerolíneas Argentinas engrosando una caja históricamente deficitaria sostenida por años con los fondos públicos de todos los ciudadanos.
Y de ese pasado no tan lejano de crecimiento, mas allá del derrumbe de la actividad aerocomercial producto del COVID-19, a un presente donde Norwegian y Latam dejaron de volar, Andes recién comenzará a operar a mediados del mes próximo después de mas de un año de inactividad.
Hoy sola la chilena Jet Smart y junto con Flybondi (con una sola aeronave) son la única competencia de Aerolíneas Argentinas con tan solo 11 vuelos cada una a distintos destinos del país.
Números que se reflejan en la pérdida de más de 18 vuelos a destinos domésticos, muchos de ellos regionales, que se hacían sin pasar por Aeroparque.
Estadísticas donde hay personas detrás a las cuales hoy les resulta económicamente muy difícil movilizarse por temas comerciales, estudiantes que no pueden regresar para ver a sus familiares y un turismo receptivo que se ve afectado por los altos costos de los pasajes aéreos y la muy poca oferta (o escasa ) oferta de vuelos a precios económicos a ciertos destinos.
A modo de ejemplo, y tomando como base valores y vuelos del mes de Febrero, una familia tipo (4 personas) debería desembolsar casi $ 145.000 ( equivalente a u$s 1,500 al cambio oficial) solo en pasajes aéreos para visitar Puerto Madryn. Números que, como ya dijimos, impactan negativamente en el turismo interno dándole el golpe de gracia a una de las industrias mas afectadas por esta cuarentena.
Momento de festejo para todos aquellos que anteponen la ideología a que las necesidades de la gente, para aquellos que celebran la ineficiencia de una aerolínea de bandera que paso del 63 % al 82 % de participación de mercado sin haber hecho la mínima gestión de mejora que un negocio de esta importancia requiere para mejorar la vida de todos los argentinos. Una gestión que volvió a poner el concepto de que volar “es cosa de ricos”. Un triste caso de estudio dentro de esta difícil realidad argentina.