¿Puede la Innovación Evitar que Este País Insular se Hunda en el Océano?

En el corazón del Océano Pacífico, a medio camino entre Australia y Hawai, hay un país diminuto que se enfrenta actualmente a una enorme y peculiar batalla. Ese país es Tuvalu, un Estado soberano miembro de las Naciones Unidas, constituido por nueve atolones y unos diez mil habitantes. El principal problema de Tuvalu en estos momentos es de órdago, desconocido para la mayoría de los países: se está hundiendo. Y las proyecciones apuntan a que podría quedar totalmente sumergido antes del fín del siglo XXI.

Esta amenazadora realidad se está produciendo debido a la subida del nivel del mar. Las inundaciones son cada vez más habituales para los tuvaluenses, y muchos de ellos ya están huyendo a países vecinos, como Australia y Nueva Zelanda, ostentando el más bien trágico estatus de “refugiados climáticos”. En noviembre de 2021, el ministro de Asuntos Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, saltó a los titulares de todo el mundo tras su discurso en la COP26, en el que apareció con el agua del mar hasta las rodillas. El mundo se escandalizó, pero actuó poco. Un año después, el Sr. Kofe anunció que Tuvalu se convertiría en “la primera nación digital del mundo”, ya que su gobierno se hacía cargo de un proyecto para replicar el país en el metaverso. Como reza nostálgicamente el sitio web oficial del proyecto: “Recreando su tierra, archivando su cultura y digitalizando su gobierno, Tuvalu puede existir como nación incluso después de que su tierra ya no exista”. 

La idea de replicar todo un país en el metaverso puede sonar muy interesante y rompedora. Sin embargo, teniendo en cuenta el caso particular de Tuvalu, también es Maltusiana. Si bien es cierto que el proyecto se basa en buenas intenciones, no impide que el país desaparezca y da a entender que, efectivamente, está condenado a hundirse en un futuro próximo. Sin embargo, al igual que se demostró que Thomas Malthus estaba equivocado tras predecir que el crecimiento exponencial de la población llevaría al colapso del mundo, las predicciones sobre el hundimiento de Tuvalu también pueden estar subestimando el poder de la innovación, la creatividad humana y el desarrollo tecnológico. 

Afortunadamente, las autoridades de Tuvalu han estado explorando vías alternativas para salvar el país, y los últimos acontecimientos apuntan a un camino más prometedor. Noviembre de 2024 trajo buenas noticias: el Proyecto de Adaptación Costera de Tuvalu (TCAP, por sus siglas en inglés), financiado por el Fondo Verde para el Clima y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia, ha entregado oficialmente al Gobierno de Tuvalu 7,3 hectáreas de terrenos ganados al mar. 

Optar por invertir en terrenos ganados al mar es un gran paso adelante contra la idea Maltusiana que prevé la desaparición de Tuvalu para 2100, y hay más opciones que deberían considerarse. A lo largo de la historia, numerosos países han encontrado formas de frenar la subida del nivel del mar y proteger su existencia física. Los Países Bajos y Japón son conocidos por sus avanzados sistemas de diques, que han evitado inundaciones no durante décadas, sino durante siglos. Dos de las principales atracciones turísticas de Singapur, Marina Bay y Sentosa Cove, están construidas sobre terrenos ganados al mar. Varios países ya tienen islas artificiales en funcionamiento, como Dubai, con sus islas Palm Jumeirah y Palm Jebel Ali, muy reconocibles visualmente. Además, algunos países están trabajando en proyectos de ciudades flotantes, como Japón, con Dogen City, Arabia Saudí, con Oxagon, o Corea del Sur, con OCEANIX Busan

Salvar Tuvalu aún es posible, ya que la innovación está demostrando que el cielo es el límite. No obstante, hay que tener en cuenta la sostenibilidad. Las autoridades de Tuvalu deben centrarse en hacer todo lo posible por mantener la existencia física de su país, pero no pueden depender únicamente de los fondos internacionales. Debido a sus limitados recursos financieros y naturales, es crucial que Tuvalu atraiga la inversión privada, especialmente de entidades que puedan estar interesadas en desarrollar proyectos como los mencionados. He aquí algunos consejos sobre cómo pueden hacerlo:

  • En primer lugar, dándose a conocer: Tuvalu sigue siendo un gran desconocido para el resto del mundo, y eso incluye seguir siendo desconocido para los inversores. Por eso puede ser beneficioso invertir en una estrategia de comunicación y marca nacional audaz y específica. Dicha estrategia puede incluir acciones más impactantes, como la muy bien realizada por Simon Kofe en la COP26, pero también la investigación de posibles características o asociaciones con organizaciones, medios de comunicación e incluso personas influyentes o famosos que puedan ser interesantes para sensibilizar sobre el tema. 
  • Considerar la posibilidad de aplicar un sistema de ciudadanía/residencia por inversión: Tuvalu no cuenta actualmente con ningún programa de ciudadanía/residencia por inversión, pero debería estudiarse la posibilidad. Muchos países, en todos los continentes, poseen programas de visado dorado o facilitan la residencia e incluso la ciudadanía a personas que aportan inversiones importantes. Entre ellos hay cinco países caribeños (Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves y Santa Lucía) – que, como Tuvalu, son islas diminutas y relativamente desconocidas – que entregan pasaportes por inversión, a veces en cuestión de meses.
  • Aprovechando al máximo su dominio «.tv»: El código ISO oficial de Tuvalu es «.tv», lo que genera una asociación inmediata con «televisión». Y, de hecho, el país lo ha utilizado a su favor. A finales de la década de 1990, el gobierno de Tuvalu firmó acuerdos con socios internacionales para comercializar y administrar el dominio. Hasta 2021, Tuvalu ganó 5 millones de dólares al año gracias a un acuerdo que permitía a la empresa de infraestructuras de red Verisign administrar el dominio. Un nuevo acuerdo con GoDaddy permite ingresos anuales de 10 millones de dólares. Cuanto más crezcan estos ingresos, mejor.

Por supuesto, esto no es más que un pequeño conjunto de ideas que pueden allanar el camino hacia un futuro mejor para Tuvalu. Sin embargo, la cuestión clave es: Tuvalu debe situarse en el mapa para no ser borrado de él – literalmente.

*Beatriz Santos es la Directora de Comunicación (CCO) de Somos Innovación. Reside en Lisboa, Portugal. Beatriz comenzó a publicar artículos en el periódico de su universidad y, con el tiempo, pasó a publicar en medios de alcance nacional e internacional, incluidos los conocidos medios portugueses NOVO y Observador. Su carrera profesional incluye experiencia en comunicación internacional con la agencia ATREVIA y el Parlamento Europeo. También ha publicado dos libros y forma parte esencial de la organización Students For Liberty en Portugal. Centrada en el cambio positivo y la cooperación mundial, Beatriz busca activamente alianzas en todo el mundo para promover iniciativas innovadoras.

Fuente: Somos Innovación